Rutinas con niñas y niños en cuarentena: ¿qué mantengo y qué cambio?
Estas últimas semanas nos hemos visto enfrentados al estar en casa y el tener que adaptarnos, para poder lidiar con las nuevas exigencias en cuarentena: teletrabajo, educación formal de nuestros hijos, labores domésticas y de cuidado, entre otras. Y las rutinas cambian. No nos es posible mantener las mismas rutinas que en un estado de normalidad.
Las rutinas nos permiten presentarles a nuestros hijos un cierto orden y estructura, para ellos poder anticiparse y sentirse más seguros en este ir conociendo el mundo externo. Seguridad que es muy importante hoy, al tener en cuenta la inseguridad que vivimos hoy con la propagación del Covid-19.
¿Qué rutinas podemos cambiar para tratar de adaptarnos a esta nueva experiencia? ¿Qué priorizar y mantener estable para nuestros niños?
La madre y el mundo externo
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Maternidad, Pablo Picasso |
Por un lado, porque una de las funciones de la madre (con ello nos referiremos a quien ejerce esta labor) suficientemente buena, como nos dice Winnicott, es la presentación de objetos. Con esto se refiere -sometiéndolo a un ejercicio de simplificación- a que es quien ha de presentarle algo del mundo externo al bebé: un mundo que debe ser presentado muy de a poquito y con mucho cuidado, atendiendo a lo que el bebé va a poder ir incorporando en ese momento, para que no lo viva como una intrusión del mundo externo.
A su vez, Aulagnier nos habla de la función de portavoz de la madre, quien actúa a modo de portavoz del mundo en el que se inserta. El bebé recibe el mundo externo desde la madre, quien desde el lugar que ocupa en la sociedad, cómo se siente en ella, las representaciones asociadas, le ofrecerá un recorte del mundo que pueda el bebé metabolizar.
Es decir, que la madre cumple una función de recortar el mundo externo y presentárselo al bebé ya habiendo sido pensado y metabolizado por ella, para que así él pueda tomarlo.
La importancia de las rutinas
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Niña frente al espejo, Pablo Picasso |
Porque desde que somos pequeños, necesitamos que quien nos cuida nos ofrezca una mirada del mundo más recortada, pensada y pensable, para poder “digerir” toda la información y encuentros a los que nos enfrentamos en la relación con el mundo.
Y las rutinas nos ayudan a ofrecer a los niños y niñas un mundo más “digerible” para ellos, más ordenado, previsible, que se torne más amable y con menos exigencia de procesar tanta nueva información cada día. Las rutinas nos permiten anticiparnos, lo cual nos hace sentir más seguros y tranquilos en el mundo. Nos permiten comprender con más calma, e ir relacionándonos día a día con menos variables que procesar, promoviendo así que haya menos intrusión del mundo externo.
Ahora bien, las rutinas no deben ser rígidas y ni sobre-exigidas. Que haya una rutina simplemente significa que hay un cierto orden que como familia sostiene nuestra dinámica diaria; una rutina que nos permite prever más o menos a quiénes tendremos a nuestro lado cada día y qué cosas pasarán, dejando siempre espacio para lo nuevo. Pero lo nuevo se introduce en un espacio y tiempo que hemos construido acorde a nuestra dinámica familiar; acorde a lo que somos, a lo que nos gusta hacer y a lo que podemos hacer.
Para saber qué vamos a mantener en esta nueva experiencia de crisis que estamos viviendo, primero hay
que mirar nuestro día a día y pensar qué cosas son fundamentales y nos ofrecen cierto orden. Los tiempos que suelen ser más estructurantes y necesarios de mantener tienen que ver con:
Y las rutinas nos ayudan a ofrecer a los niños y niñas un mundo más “digerible” para ellos, más ordenado, previsible, que se torne más amable y con menos exigencia de procesar tanta nueva información cada día. Las rutinas nos permiten anticiparnos, lo cual nos hace sentir más seguros y tranquilos en el mundo. Nos permiten comprender con más calma, e ir relacionándonos día a día con menos variables que procesar, promoviendo así que haya menos intrusión del mundo externo.
Ahora bien, las rutinas no deben ser rígidas y ni sobre-exigidas. Que haya una rutina simplemente significa que hay un cierto orden que como familia sostiene nuestra dinámica diaria; una rutina que nos permite prever más o menos a quiénes tendremos a nuestro lado cada día y qué cosas pasarán, dejando siempre espacio para lo nuevo. Pero lo nuevo se introduce en un espacio y tiempo que hemos construido acorde a nuestra dinámica familiar; acorde a lo que somos, a lo que nos gusta hacer y a lo que podemos hacer.
¿Qué mantener y qué cambiar en cuarentena?
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Maternidad, Pablo Picasso |
que mirar nuestro día a día y pensar qué cosas son fundamentales y nos ofrecen cierto orden. Los tiempos que suelen ser más estructurantes y necesarios de mantener tienen que ver con:
- los horarios para dormir
- las actividades para hacer antes de dormir (lavarse los dientes, baño, si leen un cuento o regalonean un rato)
- las responsabilidades del inicio y final del día (hacer la cama, guardar los juguetes)
- tiempos para las comidas y el cómo (dónde comen y a qué horas aproximadamente)
Teniendo esa base, podemos modificar para adecuarnos al contexto actual. Cuánto podemos modificar dependerá de cada familia y de cada niño/a. Hay niños que necesitan más estructura y otros menos. Por ejemplo, los chicos con condiciones de neurodiversidad tienden a necesitar mayor estabilidad en una mayor cantidad de tiempos del día, por lo cual, son menores las variables que podremos cambiar, a pesar de la situación actual, porque ellos necesitan mayor orden -y así, mayor predictibilidad- en su mundo externo.
Ya identificando entonces lo esencial, podemos flexibilizar todo lo demás, por ejemplo, la cantidad de tiempo frente a las pantallas, el juego libre, los espacios compartidos. Podemos agregar tiempos de snacks o cambiar los momentos en los que salíamos por videollamadas u otra cosa, entre tanto más.
Joan Black D.
Psicóloga Clínica
Especialista en psicoterapia
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